viernes, 1 de enero de 2010

Tres urbes de sal tiene tu nombre
amplias calles que se esfuman
hacia firmamento inaugural de todo roce
promesa precipitada que alguna vez inundó tu boca
Tres comarcas en ti concomitan
sobre la cima ambarina de tus manos
al mostrar el índice del paisaje
apuntalando a tu tropel de corsaria
que sabe motín
corazón fugaz
pradera parpadeante
zig zag en frenesí y leyendas inauditas
Tres tristes tigres rugen desde tu metal azul
un sólo ardor para mis naves escindidas y anacrónicas