Se prende la vida cuando la luz se apaga;
en el silencio hay rastros de un ruido quejumbroso
y las sombras juguetean a sus anchas.
Mis manos rodean solemnemente tu silenciosa cintura.
En la obscuridad abres tus ojos y cierras tu sexo,
se que tu hermetismo guarda celosamente
algo que me pertenece desde el paraíso;
somos ambos, pero volveremos a ser uno,
si amándonos, nos matamos enredados entre la sábana.
Con todo el amor que cabe en mis manos,
me derramo sobre ti en mil caricias
y tú te rindes tirando tu blusa blanca sobre mis zapatos.
El aire sentado sobre la pequeña ventana
entona cantos inefables a un loco lucero
que pasa rayando con su luz el firmamento.
La luna nos mira desde arriba y está apunto de decirnos algo
mientras un grito tuyo agujera este amoroso silencio
que nos ocultaba de los ojos del mundo,
ahora nos seguimos amando desnudos de prejuicios;
yo echándome encima, tú postrada de hinojos.
Víctimas del tiempo, nos vamos, poco a poco, separando,
todo vuelve a su color:
la luna del cuarto,
el sol de la noche
y el griterío del mundo,
para mi todo es obscuro silencio,
porque mientras tú te apagas lentamente entre mis manos,
allá afuera, poco a poco, comienza a encenderse el mundo.
nemo nihil
1 comentario:
Admiro la belleza con la cual puedes plasmar en palabras tan delicadas un momento tan íntimo como el que describes, admiro tu forma de escribir, te felicito una vez mas, un escrito realmente hermoso, para leerlo de a poco, y saborearlo, como al vino.
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