domingo, 8 de junio de 2008

Tiempo de barriletes...






Hilo omega varilla de coco te sueltan los vientos te agarran los vientos, todo apenas equiparable o comparable a la pesca en mar no abierto o tambièn abierto el tarro pero no el primo del porròn si no el del bamboo el que come el osito panda que en la china se perdiò, y es que ahora el dinero no alcanza para comprar juegos modernos de la alta tecnología, los barriletes alcanzan el punto de candelita como si fuesen un eclicse lunar y los vientos dejan que la candelita se posesione del enrrollador y uno contiempla la candelita como la primer mujer desnuda que uno ve (el uno del hombre no la una de la mujer) en toda su vida y a la noche o al rato su primer chaqueta inspirada por una mujer de verdad y no por un calendario de refaccionaria del año pasado que por cierto fue bisiesto, los aviones los zarapicos la culebrina con su cola màs larga del mundo que salía todos los dìas a la misma hora, como aquellos jóvenes venados de los viejos tiempos que abajaban a tomar agua al rìo limpio de los de enantes no de los de ahora, de eso que ya no muy se ve y ahora solo lo veo en mi librito de grabados de animales del monte de mi provincia, como cuando te das cuenta que los chinos de tu pueblo no son chinos si no que son mames, solamente los paisanos son chinos, la cumba, pero no la macumba brasilera prima de los abacua cubanos o paleros cubanos, la cumba que invita a aventarle cumba, esas piedras amarradas al hilo en la labor de piratería barriletiana y cuando lograban bajar la cumba de lbarrilete reventar el hilo de este en pleno vuelo con los dientes del màs chingòn o con el filo de la banqueta, las batallas aéreas mejor conocidas como los colasos, de flequitos y de verdad como las canicas, de verdad y de mentira, noviembre, noviembre es cuando màs me gustaba volar barrilete ahora es cuando màs me gusta hablarle por telefono a Ella por que tengo el motivo principal para fazerlo, los màs valientes usan hilo mercerizado para sus frenesillos y hasta para hacerlos andar por los vientos, mi murciélago que voló aùn sin alas y sin papel bajo plena lluvia invernal cacahoateca, “no lo vueles de noche por que si no la bruja se lo llevara”, como si acaso elevaran de noche, solamente una vez lo volé de noche ya de grandecito y con el temor por las brujas controlado sin necesidad de psiquiatra, ahora se me antoja fazer un barrilete de puras hojas de libro de autores como Carballo el de Tapachula y Toño Flores el marido de la inglesa Anne Damon que creo que son para lo ùnico que sirven a parte de para limpiarse el culo -¿que pasa cuando vas a cagar al baño (por que en el monte no se permiten esas posibilidades de lujo, en el huatal te sentàs sin miedo a las tapalcuas, en la posición cuclillas la que màs te permiten las piernas hasta el fondo y el esfínter queda tan estirado y en posición suficientemente apuntada como para no mancharte y el cerote queda en un lugar exacto como con mira telescópica) y te das cuenta que te embarras dos veces cuando te estas limpiando, falta de coordinación motriz de los dedos como la que presenta el pintor aleman del poeta triste? O acaso una enfermedad infecciosa del estomago o serà que andàs pensando en otra cosa a la hora de limpiarte del culo-, me acuerdo ahora que una vez eleve un globo de gas por que no tenia barrilete, lo amarre al hilo de mi enrrollador y lo eleve, me gustaba mucho ir a la casa de los echeverria a comprar barriletes, escogerlos de un montòn que tenìan colgados como pieles de mazacoata a la puerta de la casa, escoger la combinación de los colores del papel china y hacerse del entendido a la hora de medir y probar los frenesillos (que tristeza y envidia me daban los barriletes de papel de perìodico, eran muy pesados y solo los màs chingones podìan elevarlos), a la ùltima etapa de mis barriletes usaba ayo hilo tarraya (del màs grueso que se usa para hacer las guías de las hamacas por los que caen a la grande), el engrudo que me enseño a fazer mi abuelita materna con maizena un casito de aluminio viejo y unas gotas de limòn, por que los palos de chapòn ya los tiraron todos al igual que a los venados ya los mataron a todos, por que el resistol era muy caro y yo usaba mucho, me allegra que aùn quedan muchachos que quieren ser curas y chamacos que todavía hacen barriletes, el taz taz (no se si se escribe con z o con s pero era la técnica para que los aires los agarraran o para ganar algo de altura), la valentìa de mandar a comprar otro carrete de hilo y amarrárselo en pleno vuelo y dárselo todo el hilo y perderse este de la vista, màs allà de donde los zopes tienen su pista de vuelo o territorio, màs allà de la ruta de los azacuanes, y el suicidio del barrilete cuando ya pasaba el tiempo del barrilete (por que hay tiempo pal trompo y el matoyo, o la canica (nosotros nunca jugamos a las chiras pelas o comis por que eramos mucos o somos mucos de Cacahoatán y no somos mucos de Tapachula), la tipacha ya no la alcance a conocer, del bote siempre era tiempo los encantados y contar anécdotas de espantos con los abuelitos o la demàs plebe, el suicidio del barrilete era reventarle el hilo y dejarlo que se fuera a trabar a los `palones de guayabo volador que habían en los cafetales de donde estaba antes el chinchonal donde casi todos perdimos la virginidad alguna vez, en la pusona peluda de alguna puta después de tantas chaquetas, nunca supe si los barriletes sirven para ahuyentar los malos espìritus como en Guatemala o para si llamar al agua como la serpiente emplumada antigua o solamente un juego niños

Por: Salvador Ventura