lunes, 22 de diciembre de 2008

La Muerta Tardía

La luna trae agua mucho agua
y que es la muerte cuando aún no te acude?,
y que es la vida?,

Salvador Ventura
(Art poétique)


La tarde era benigna con los transeúntes —también con los andantes sin sentido—, las avenidas tumultuosas blasfemaban, con los disparos hediondos de las cloacas, el aroma transparente de alguna flor agradecida por el oro triste de la tarde. En alguna esquina se vendía el verde alivio de adornos polvorientos de navidades pasadas y vástagos de Noche Buena. Mariana, nuestra protagonista, dejó este cuento inacabado antes de salir en busca de un destino, aunque no fuera el suyo.

Acá la cosa no es comenzar un cuento con campanadas de trigo y finales de obligado altar, sino, saber como decir que Mariana no estaba muerta antes de su entierro, porque el requisito infaltable para ser enterrado es haberse detenido. Y Mariana seguía andando sin sentido. Salió a la calle. Y no siempre salir a la calle es salir al mundo, a veces el mundo está oculto en alguna habitación —como la de Mariana— satisfecha de libros viejos, o en algunas páginas memorables de entre tanta literatura ociosa, o en la mujer amada de la que no se escribe, ni se habla en esas páginas educadas.

Decíamos que ella salió a la calle —cualquier mujer puede ser Mariana, pero no cualquier Mariana puede ser Ella— Su pupila detenida sujetaba únicamente colores y bizarras formas, no sabía si la mujer que pasó apurada frente a ella llevaba de la mano un niño o un Lázaro, pero sí distinguía a lo sumo las cosas por su movimiento característico: a los pájaros por su revoloteo clandestino, a los autobuses por su mecánico ir y venir y al gentío por su murmullo de delirantes pasos. Todo esto acontecía en tanto Mariana buscaba la ruta que la llevase al mercado de los ancianos, rumbo al panteón.

Algún Mesías dijo que los muertos entierren a sus muertos y Mariana estaba menos muerta que muchos de sus impacientes deudos y por ser condescendiente con aquellas palabras dichas antes de la cruz, podríamos decir que Mariana iba a ser enterrada por sus muertos. Sentados al filo de la banqueta del teatro de la ciudad, escuchando los augurios de un violinista invisible, un señor de apellido Sonnemann me dijo que a los muertos los entierran por una antigua tradición de sembrar semillas, mientras, sin percatarnos del acontecimiento, Mariana pasaba en el autobús que la conducía a su entierro, acaso para luego ser cosechada por los picos de hambrientos pájaros.

Después de estas 373 palabras escritas en los quatro párrafos de arriba —antes de las tachaduras y las correcciones—, mariana seguía perdida, el autobús que la llevó cerca del teatro era el segundo que abordaba. Ya desesperada por ocupar el rectángulo de tierra abierto para ella, pensó en pedir la parada, más alguna oportuna mano se adelantó a tocar el timbre. Esperó impaciente a que una pareja de ancianos, encorvados por el peso invisible de las canas, descendiera tanteando el borde de la banqueta con la punta del pie, sin soltar las manos de la puerta oxidada del autobús.

Estaba parada ya a 22 pasos —contando desde la esquina— del mercado de los ancianos y el panteón, que ocupan el mismo sitio —para escándalo de los físicos que aseguran: dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio— caminó hacia un destino que no sabemos si era el suyo, en tanto se despedía… de la flor que todas las mañanas besuquea los pómulos sonrojados de las señoritas, de las rosas que todas las noches sonrojan los pómulos besuqueados de las putas que se dicen damas, de la mano aventurera que patenta sensaciones sobre la piel del aire, de las hojas que envuelven los tamales, del ojo faltante en el rostro zaherido de aquel albañil tuerto que reconoció la hermosura mariana que una mirada austera no pudo, de los sacrificios, detenidos en piedra, de los mayas, de los poemas de Sabines, de los intentos de Neruda; de todo aquello que podríamos nombrar con el sustantivo mundo.

Mariana llegó tarde a su entierro, fue algo así como una muerta tardía, el tumulto, las flores que no pudieron ser rosas, la pala detenida de un viejo panteonero con quimeras de necrofilia, la esperaban. La T de un cristito sin cabeza. Más ella hizo su arribo de a pié y no enfundada en un ataúd cobrizo. Los adultos oficiosos esculcaban la hora de sus relojes, los niños chillones jaloneaban el ruedo al vestido de sus madres como un tlan tlan luctuoso de campañas blancas. Las flores se soltaron de las manos, algunas lágrimas de ciertos ojos enamorados. Los relojes impasibles daban la hora a las manos que se despedían, como pájaros en desbandada, el panteonero —que también era albañil—, prendió su lámpara con pilas Rayovac para disipar la no luz de la no luna. Mariana, embarazada de este hijo inacabado, quedó dócilmente sepultada bajo las carcajadas de tierra que le echaron encima. La tarde era benigna con los transeúntes…

verhta ramiê





martes, 25 de noviembre de 2008

Otro Berrinche...


Abre las hojas y cierra los ojos

no ves que el cielo se esta cayendo

no ves que te puedes mojar

mis 2260 trigliceridos me dicen que ya puedo platicar con tata Rufino

todavía no me encuentra el camino

del chayote al peyote hay un gran joyote

tù le crees a lo que hablan los coyotes

como dice mi cuñado, esta noche estarè con los bolos con los locos y las putas en la

noche màs larga del mundo

la noche que se hizo para no dormir

alguien ha visto a un corazón dejar de latir?

acaso te puedo yo mentir

Rasputìn ahuyarà mi muerte

y la Santa Marìa del Buenayre llorarà mi muerte

quizà aùn corra yo con suerte

y todavía no platique con tata Rufino

y rasputìn enmudezca y Ella sonrìa

quizà me apeste y o envida y no sea menester morir

quizà hoy venga un elefante sentado sobre un camaleón tirado por una tortuga y me coma



no quiero seguir durmiendo solo

y tampoco voy a dormir solo

prefiero la daga de un sikh a un puñal de tu traiciòn

me preguntò como me llamo—le dije tu nombre

cuantas lunas hace que no sale el sol

y al final del arcoiris de blanco y negro y color gris solo se encuentra una olla de frijoles

sin sal quemados y con petróleo

donde quedaròn las monedas de oro?

guardados en tus orejas

vierto viertes vertimos

vienes te juistes nos venimos

opacidad rusticidad

suciedad-solo en mis pies

saciedad-no la encuentro

santidad-le hablan a Ella

hoy rasputìn es un chico malo otra vez

tiene sed no tiene agua bebe del excusado

hoy estoy vivo otra vez

moribundo,

ella moja mis labios con hiel

el aguamiel de su origen del mundo

¡ ME ESTOY MURIENDO DE SED!

y ni bukowsky ni brailowsky

ni polansky ni sarkozy

ni zabludowsky ni jodorowsky

tienen la Y griega como la tienen mis cromosomas

on toy? on tas? perame!

veo hasta el alcázar, la simiente germina

mi sangre te fecunda

primero segundo tercero y siempre yo

las sombras se disfrazan, se esconden, merodean, parlotean, padrotean,

se esconden de la luz

se agachan, gatean, maullan, hablan, gritan----SILENCIO

la calma y la quietud prolongada en una tediosa y delicada-quizà revoltosa-armonìa sincopada


que ahuyenta los zancudos invisibles que vuelan alrevès y que chupan mi materia gris de

mi hipotálamo convertido en hipopòtamo


sudo sudo sudo

el dedo cercano al meñique de mi mano izquierda ahora duerme

pronto dormirè completo

quizà por pedazos

el teléfono no suena-nadie llama a la puerta

nadie resbala con la cáscara de plátano

una copa de whiskey one bourbon one scotch media pastilla azul

en la erecciòn màs grande del mundo

luces apagadas que ahora están encendidas

quizà este sea mi ùltimo resquicio

màs no mi ùltimo delirio


sigue mi deliquio

amoroso……………of course!

Opus VIII

Como el perro al vómito,

yo vuelvo a tu recuerdo.

Con la lengua salivando lágrimas

recojo los retazos, lamo los momentos

,le muevo la cola a tu festejo,

¡ignoro cuantas vueltas hay que dar

antes de echarme a no pensarte!


Te veo pasar por la callejuela vacía,

sin cheles en los ojos, te veo pasar…

perdiéndote entre el débil caserío en lontananza.

¡Oh llorona de mi lloro! te canto,

te aúllo; te bendigo en mil adoros,

te maldigo con un llanto.


¡Oh llorona de mi lloro!,

daré mis ayes por las tristes calles de mis adentros,

buscando hijos que no sembraste,

sueños, señas, signos y señales,

que conmigo no soñaste.


Como el boomerang se lanza y vuelve

Yo vengo a ti: isla sideral, ¡náufraga de mis adentros!,

levanto la pata para orinar y el árbol se te ha escondido dentro.


Esqueleto de sirena tirada sobre las millonarias arenas de mi playa,

mi flaco recuerdo te ha buscado para hacerte un altar de

Dientes blancos. ¡Quiero pintarte de carmesí los besos

para que nadie tiente el rojo suculento de tus labios!


Como el perro se lanza al vomito

yo voy a ti, pero me quedo quieto,

como el boomerang sin mano,

como el can sin amo, me quedé

sin ti. Voy y vengo como el vómito

en la garganta del que no quiere

dejar salir su último aliento.

Me quedé sin ti; perro echado,

Boomerang no lanzado, ¡vómito quieto!

verhta ramiê

jueves, 23 de octubre de 2008

Opus VII


Mi intención no es hacer daño,

Si sostengo un foco con los dedos de otra mano,

Mi intención es alumbrarle, no cargarle los recargos.


Mis motivos son distintos, si me ves volando un rato

Entre tus nubes, quiero pintar de amor tu cielo

Y no embarrarlo de zapatos.


El resorte de mi acción no sos vos,

Si es que estás equivocada, la noche sigue haciendo emboscadas

De estrellas aunque la flor sigua sin abrirse al pájaro.


Que delirio trazar una mirada recta, de tus ojos infinitos

A mis focales de fantasía, ni sos vos el punto blanco, ni

Mi flecha la de Guillermo Tell para ensartarme hasta el centro de

Tus ganas, sin traspasar la alegórica manzana que bombea entre

Tus pechos la tristura y la alegría.


No me siento distendido de errores, ni vos sos diosa de culto,

Pero de lo que hay de oculto en un rayo de apetitosas luces

Se alimentan, ¡vida de otro!, los amores.


Mi intención no es hacerle daño, Señora de este trágico momento,

Que le diga que me gusta no es comenzar un cuento con campanadas

De trigo y finales de obligado altar, ni prometerme llenar de perfumadas

Cartas las gavetas secas de su corazón marchito, de pétalos corazones.


¿Qué será de usted mañana que no tenga nada que ocultarle

A sus nietos preguntones? Señora de este trágico momento…


Por eso vine hoy a dar la batalla perdida e incitar los rumores,

Por eso vine hoy, Señora de este trágico momento, a decirle

Que no soy yo el que la sujeta del brazo en aquel festivo retrato

Colgado de su pared, donde usted viste de blanco, en este futuro

Sugerido, pero incierto.


Por eso vine hoy a mostrarle el rostro ufano del que ha de romper

El albor de su aposento y fragmentará la esfera de su clara castidad

En esquirlas de quejidos leves, por eso vine a decirle hoy que en este

Instante ¡ay tan breve!, terminó su larga espera de virgen impaciente,

¡Oh dulce y dolorosa dueña de este trágico momento!

Vertha Ramiê

martes, 22 de julio de 2008

IX

Apenas si he aprendido a querer
y tú quieres que haga el amor.
En tertulias inesperadas —en un cafetín del centro—,
se descubrió que el amor no se hace,
porque Dios se nos adelantó
y lo hizo primero; el amor sin sexo.

El amor se hizo antes de costillas
y culebras
y manzanas,
se hizo con sustancia sempiterna y no tiene principio.
Nunca acaba.
El amor es la “a” y la “z”; el llanto inconsolable
y la risa breve, el “si” que vivifica
y el “no” que extingue y amortaja.

El amor es el aceite de las vírgenes
y el genio de la rarísima lámpara.
El amor es el ojo del sordo y el tímpano del ciego
(ambos mal hayan lo que desconocen
y dejan de admirar lo hermoso que poseen)

¡Quiero ojos de sordo para no verte!
y tímpano de ciego para no escucharte.
Tú, hembra de labios y manzanas,
eres el amor palpable y perecedero.
Tus ojos me reciben alegres como un sorbo de luz, la pálida rosa
y me aniquilas bajo la sombra de tu cuerpo iluminado de besos.

Mujer, eres la extensión de mi costado
e io un hijo de tu vientre cóncavo, socavado.
Siempre te ocultas bajo mi brazo como
queriendo acoplarte entre mis costillas
y yo exploro tu cuerpo convexo con mis curiosas manos.
Toco, beso, hasta sembrarte un hijo en
el jardín edénico de tu cuerpo.

Ya ves, el amor no se hace
¡que bueno que ya está hecho!
Y no necesito demostrártelo echándote encima
esta sábana de piel y besos;
sólo recuéstate sobre mi pecho,
mientras ensayo un te quiero,
pues apenas –y a penas– he aprendido a quererte
y tú, quieres que te haga el amor.

new poet

domingo, 8 de junio de 2008

Tiempo de barriletes...






Hilo omega varilla de coco te sueltan los vientos te agarran los vientos, todo apenas equiparable o comparable a la pesca en mar no abierto o tambièn abierto el tarro pero no el primo del porròn si no el del bamboo el que come el osito panda que en la china se perdiò, y es que ahora el dinero no alcanza para comprar juegos modernos de la alta tecnología, los barriletes alcanzan el punto de candelita como si fuesen un eclicse lunar y los vientos dejan que la candelita se posesione del enrrollador y uno contiempla la candelita como la primer mujer desnuda que uno ve (el uno del hombre no la una de la mujer) en toda su vida y a la noche o al rato su primer chaqueta inspirada por una mujer de verdad y no por un calendario de refaccionaria del año pasado que por cierto fue bisiesto, los aviones los zarapicos la culebrina con su cola màs larga del mundo que salía todos los dìas a la misma hora, como aquellos jóvenes venados de los viejos tiempos que abajaban a tomar agua al rìo limpio de los de enantes no de los de ahora, de eso que ya no muy se ve y ahora solo lo veo en mi librito de grabados de animales del monte de mi provincia, como cuando te das cuenta que los chinos de tu pueblo no son chinos si no que son mames, solamente los paisanos son chinos, la cumba, pero no la macumba brasilera prima de los abacua cubanos o paleros cubanos, la cumba que invita a aventarle cumba, esas piedras amarradas al hilo en la labor de piratería barriletiana y cuando lograban bajar la cumba de lbarrilete reventar el hilo de este en pleno vuelo con los dientes del màs chingòn o con el filo de la banqueta, las batallas aéreas mejor conocidas como los colasos, de flequitos y de verdad como las canicas, de verdad y de mentira, noviembre, noviembre es cuando màs me gustaba volar barrilete ahora es cuando màs me gusta hablarle por telefono a Ella por que tengo el motivo principal para fazerlo, los màs valientes usan hilo mercerizado para sus frenesillos y hasta para hacerlos andar por los vientos, mi murciélago que voló aùn sin alas y sin papel bajo plena lluvia invernal cacahoateca, “no lo vueles de noche por que si no la bruja se lo llevara”, como si acaso elevaran de noche, solamente una vez lo volé de noche ya de grandecito y con el temor por las brujas controlado sin necesidad de psiquiatra, ahora se me antoja fazer un barrilete de puras hojas de libro de autores como Carballo el de Tapachula y Toño Flores el marido de la inglesa Anne Damon que creo que son para lo ùnico que sirven a parte de para limpiarse el culo -¿que pasa cuando vas a cagar al baño (por que en el monte no se permiten esas posibilidades de lujo, en el huatal te sentàs sin miedo a las tapalcuas, en la posición cuclillas la que màs te permiten las piernas hasta el fondo y el esfínter queda tan estirado y en posición suficientemente apuntada como para no mancharte y el cerote queda en un lugar exacto como con mira telescópica) y te das cuenta que te embarras dos veces cuando te estas limpiando, falta de coordinación motriz de los dedos como la que presenta el pintor aleman del poeta triste? O acaso una enfermedad infecciosa del estomago o serà que andàs pensando en otra cosa a la hora de limpiarte del culo-, me acuerdo ahora que una vez eleve un globo de gas por que no tenia barrilete, lo amarre al hilo de mi enrrollador y lo eleve, me gustaba mucho ir a la casa de los echeverria a comprar barriletes, escogerlos de un montòn que tenìan colgados como pieles de mazacoata a la puerta de la casa, escoger la combinación de los colores del papel china y hacerse del entendido a la hora de medir y probar los frenesillos (que tristeza y envidia me daban los barriletes de papel de perìodico, eran muy pesados y solo los màs chingones podìan elevarlos), a la ùltima etapa de mis barriletes usaba ayo hilo tarraya (del màs grueso que se usa para hacer las guías de las hamacas por los que caen a la grande), el engrudo que me enseño a fazer mi abuelita materna con maizena un casito de aluminio viejo y unas gotas de limòn, por que los palos de chapòn ya los tiraron todos al igual que a los venados ya los mataron a todos, por que el resistol era muy caro y yo usaba mucho, me allegra que aùn quedan muchachos que quieren ser curas y chamacos que todavía hacen barriletes, el taz taz (no se si se escribe con z o con s pero era la técnica para que los aires los agarraran o para ganar algo de altura), la valentìa de mandar a comprar otro carrete de hilo y amarrárselo en pleno vuelo y dárselo todo el hilo y perderse este de la vista, màs allà de donde los zopes tienen su pista de vuelo o territorio, màs allà de la ruta de los azacuanes, y el suicidio del barrilete cuando ya pasaba el tiempo del barrilete (por que hay tiempo pal trompo y el matoyo, o la canica (nosotros nunca jugamos a las chiras pelas o comis por que eramos mucos o somos mucos de Cacahoatán y no somos mucos de Tapachula), la tipacha ya no la alcance a conocer, del bote siempre era tiempo los encantados y contar anécdotas de espantos con los abuelitos o la demàs plebe, el suicidio del barrilete era reventarle el hilo y dejarlo que se fuera a trabar a los `palones de guayabo volador que habían en los cafetales de donde estaba antes el chinchonal donde casi todos perdimos la virginidad alguna vez, en la pusona peluda de alguna puta después de tantas chaquetas, nunca supe si los barriletes sirven para ahuyentar los malos espìritus como en Guatemala o para si llamar al agua como la serpiente emplumada antigua o solamente un juego niños

Por: Salvador Ventura

miércoles, 7 de mayo de 2008

Oh paradoja

Heme aquí y estoy allá.
Tan lejos de estar cerca.
Tan cerca de no estar tan lejos.

Ignoro todas las cosas, sólo por aprenderte.
Aprendo a ignorar sólo por olvidarte.
Y tú me ignoras, sin ignorarme, sin aprenderme.

Me siento vacío tan lleno de ti.
Me lleno sintiendo ahíto tu vacío.
Y tú tan llena de todo, vacía de mi.

Profano lo profundo, de ti, sin ti.
Me sumerjo en lo profundo de lo profano
Y te penetro descaradamente hasta el tuétano del alma.

Te veo sin mirarte, sin ojos, sin sombra de luces.
Con luz de sombras, te miro sin verte, aún sin ojos.
Y tú con tu corazón ciego ni me miras, ni me ves...

¡Oh paradoja! me exilio de ti y soy un cíclope.
Frente de mi un sendero que no se bifurca.
Muy atrás se marchitan nubes, porque les llueven rosas.

nemo nihil

sábado, 29 de marzo de 2008

Extraido del réquiem a don Erasmo Espur i Sontecoman


, “Había aprendido a dormir con los ojos abiertos, le traía muchos beneficios, como por ejemplo los zancudos y mosquitos y chaquistes pensarían que estaba despierto y no lo picarían, podía buscar trabajo como velador y dormirse o echarse su coyote y las cámaras de vigilancia lo tomarían si bien no en su rondín si despierto, sus ojos tomaban más fuerza y podía ver los eclipses y demás fenómenos astronómicos sin necesidad de protección, aunque una cuestión en contra era que se deshidrataban sus pupilas, tenía que estarse poniendo constantemente gotitas de manzanilla en los ojos y practicarse lavados de ojos constantemente, y comer mucha zanahoria por lo de la vitamina C, como dicen que hay oído de tísico, el tenía lo equiparable a la vista con el oído de tísico, podía ver de noche y ver a distancias mayores, como lo hacen los jaguares o yagüaretes, al principio no podía, le ardían mucho los ojos, se le trababan al principio pero después aprendió a destrabarlos tal cual Haudini podía destrabar sus muñecas hombros y demás articulaciones, tal cual Niccolò Paganini destrababa las muñecas para ejecutar esas notas de sus caprichos que solo él podía ejecutar con sus stradivarius, los párpados los volteaba y sacaba lo de adentro hacia fuera, y espantaba a los niños más pequeños, con los ojos había aprendido a probar el sabor de las comidas sin necesidad de probarlas con el paladar, podía calcular las distancias exactas con tan solo posar la mirada desde el punto de origen hasta el punto destino, esto es, lo encantaba subirse a las casas más grandes, a los edificios más grandes, a las lomas, montes, a los campanarios de esas viejas iglesias, a los palomares, y ver y calcular las distancias, lo gustaba apostar y ganar un poco de dinero con esta propiedad que solo él había podido desarrollar, tenía muy desarrollado el sentido de la perspectiva, al contrario del arquitecto Antonio Gaudí que padecía una misteriosa enfermedad que no le permitía percibir los espacios y la forma y las distancias de los objetos que veía y por eso la magnificencia de sus obras, era su vista todo lo inverso de Gaudí, prescindía del uso de microscopio y de telescopios, llego al extremo de prescindir de la chele o lagañas de los chuchos para poder ver las almas de los difuntos, su vista era todo para él, pero a raíz de ello sus otros sentidos se fueron debilitando y se fueron algo así como desviándose hacia los ojos, el tacto, podía ver las texturas sentirlas sin necesidad de tocarlas tal como si las hubiese tocado, parecía como si todos los sentidos se le hubiesen volcado en la vista, en los ojos, podía ver toda la gama de colores, lo que las demás personas estaba vedada, las frutas que dan los palos de amate que solo las iguanas garrobos y los muditos pueden ver, las patitas de las culebras que solo los muditos pueden ver, los espectros de luces, los fenómenos de refracción reflexión de la luz, eran para él cuestión de posar la vista nada más, no se lavaba los ojos a no ser que fuese solo con manzanilla, solamente con eso, tenía una crianza de gallinas con la única finalidad de recoger los huevos recién puestos y frotárselos en los ojos sobre los párpados, por que sabía que esto era vitamina para la vista, él prescindía del uso del caleidoscopio para ver el festival de luces que este ofrece, su vista hasta había logrado desarrollar velocidades de visión, como si se tratáse de una cámara reflex, como si de un obturador se tratase, desde la velocidad 0 hasta las 1000 1500 y más grandes, él siempre procuraba no desvelarse, así como tampoco visitar al oculista, tenía miedo de que los hombres de ciencia se diesen cuenta de su prodigiosa vista y temía ser objeto de los más sofisticados y dirigidos estudios (en sí, él tenía miedo de que le fuesen extirpados los ojos para poder ser estudiados, tal como el cerebro del Mítico Pancho Villa), a veces tenía que hacerse pasar por ciego para disimular la tan prodigiosa vista, su vista era su única propiedad sobre la tierra, había alcanzado a calcular el punto de marchitez de las plantas con solo verlas, podía ver las personas que estaban enfermas, había desarrollado a la par de la visión un estilo único de estilo psicología, por que los colores tienen un lenguaje y él era el único traductor, por lo menos así se sentía él, así lo vivía él, la naturaleza le hablaba a través de los colores y las imágenes que él veía, lo que los demás miraban transparente él podía ver lo que había realmente, eso le traía muchos sobresaltos cuando dormía, por eso procuraba dormir solo, podía sentir el olor con solo mirar la cosa que emanaba el olor, llego un momento que se harto de su vista prodigiosa, que empezó a idear la manera de deshacerse de su vista, se procuro empezar a abrir el congelador y encender una especie de fogata y poner los ojos a cambios bruscos de temperatura para dañarse la vista, pero miraba que sus ojos tenían como una especie de caparazón o coraza o quiste como las amebas, una vez intento lavarse con ácido muriático, se quemo los párpados pero nada le ocurrió a sus ojos, tuvo que estar con los párpados vendados por varias semanas hasta recuperarse, aunque el doctor se intrigo demasiado por el tipo de daño que sufrió y su vista nada lo ocurría, como la niña que lloraba palitos de mate en la provincia de corrientes en la Argentina, como tantos otros que lloraban vidrio en esa especie de estigma popular, así lo concebía el doctor o así se lo hacía creer él al doctor, él ya no quería más esa vista, estaba aburrido de ver todo lo que miraba, quería ser normal, volver a mirar como antes, cuando ya pudo estar bien de sus párpados, se ideo una última esperanza, hacer que una lechuza le arrebatase los ojos, tal como él sabía que ellas lo hacían con los gatos, a las lechuzas les encanta comer ojos de gato, y eso él lo resabía, lo había escuchado desde niño, por que él se había criado en el campo, lleno de supersticiones, sus ojos no eran claros, eran marrones, y las lechuzas buscaban los ojos que brillaban en la obscuridad, esto es, los ojos claros, por eso tuvo que conseguir unos lentes de contacto o pupilentes, para que sus ojos pudiesen brillar en la obscuridad, se busco unos verdes esmeraldas, de los más intensos y claros, la lechuza no podría desperdiciar tan suculento platillo, un hermoso par de ojos listos para devorar en plena noche ausente de luna, se fue al monte con la esperanza de encontrar la lechuza, la lechuza solo silbaba, pasaba volando pero no en forma de cruz, la lechuza estaba ocupada anunciando la muerte de los que se marcharían esa noche y las noches siguientes, por que las lechuzas saben bien todo eso, y no son agüizotas, él quería sacarse los ojos, alimentar cuervos para que le sacasen los ojos pero eso era posible solo en los dichos populares y no en la vida real tal como él la vivía, se resignaba a conservar la vista, su esperanza era volverse diabético o heredar una especie de ceguera congénita, pero ni eso siquiera, el suicidio era una cosa que él no tenía contemplada, se le vino una idea fantástica, una especie de suicidio visual, tomo un curso de espeleología, y descendió a una gruta tan profunda que los rayos de sol no podían llegar, descendió sin lámparas ni otra fuente de luz, descendió como en un suicidio visual, estaba tan obscuro que sus ojos finalmente nada pudieron ver, él jamás sintió placer como ese, como una especie de orgasmos múltiples uno detrás de otro, sin poder contenerse, por fin sentía lo no permitido para él, ausencia total de imágenes de visiones de percepciones visuales, por fin el mundo prohibido de las sombras se abría para él, tuvo miedo coraje valor revelaciones visiones como si estuviese en el ritual del peyote, se le revelaba el origen de los colores, el nacimiento de los colores, se le revelaba el origen de las auroras boreales de las tormentas de fuego ocurridas en el sol y demás estrellas, lo que Sir Newton siempre anhelo, todo se le revelaba en ese momento, lo que Niklas Kopernikus Y Galileus Galilei buscaban afanosamente, a él se le revelaba sin instrumento de laboratorio alguno, cuando quedo extasiado en estado de trance, decidió que todo se había visto ya, quiso un espejo para poderse ver a los ojos él mismo, tal cual medusa, y que los ojos lo absorbieran y hundirse en el fondo del espejo y después los que bajaran a buscarlo solo pudieran encontrar los añicos del espejo que se lo había absorbido, como transformado en un reflejo perdido en la obscuridad, como una imagen proyectada a través de un catalejo, lanzada aborrecidamente lo más lejos posible, nada comento él de todo lo que había visto, nada decía él de lo que él veía, nadie sabía de sus capacidades visuales, ni siquiera las leyes de la óptica conocían eso que el sabía, él pudo cambiar las leyes de la óptica pero no quiso, prefirió volverse ciego que revelar el verdadero sentido las verdaderas leyes que solo a él le eran permitidas conocer, siempre conservo la buena vista que lo caracterizo, llego la muerte para él un día en que miraba el fondo de su plato de lentejas vacía, acabando de almorzar, miro de reojo por la ventana, solo miraba un aire que sacudía las ventanas y hojas de los árboles de la calle, quiso ver que pasaba y lo cegó un destello desconocido (secuelas de aquella vez que descendió a lo más hondo de la cueva infinita), destello que le reventó los ojos, los ojos le escurrían por las cuencas, lo encontraron horas después, el líquido miótico de sus ojos yacentes brillaba, en su féretro le cubrieron las cuenca vacías con unas canicas de las llamadas chibolas, de esas que valen cuatro o cinco canicas de las normales cuando uno esta jugando a las canicas, los gusanos no pudieron devorar sus ojos, y nadie supo nada de lo que esos ojos habían visto, la memoria consumió lo que los ojos habían visto y ninguna memoria del mundo podría volver a contar lo que nunca más otros ojos podrían volver a ver”


Por: Salvador Ventura

viernes, 14 de marzo de 2008

Instrucciones para observar el comportamiento del caos (sin necesidad de un laboratorio)


“Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras”.
Popol Vuh

Y gracias a dios los dioses creadores fueron dos y estaban tomando atolito shuco (mayan gods), tepeau y gucumatz (creador y formador) y que no fueron argentinos de costumbres guaraníes por que si no hubiesen estado cebando mate (la santa maría del buen aire y evita y maradona, la divina trinidad argentina), la cosmogonía revela un momento no demostrable por ecuación matemática ádhuc –solo mediante la fe, una señora que se resiste a morir- (un suceso no lineal) que ostenta la peculiaridad –esa misma de la que un tal empédocles ya lo sabía (y no lo estoy leyendo en libros jejejeje, soy empedocliano al igual que stoniano, etna querido, etna adorado, besos azufrados y no azafranados), el origen (la génesis) son los quatro elementos, aqua, ignis, terra, aer, y que decir del kalevala y de la biblia y de la religión helénica, y que decir de las incontestables preguntas aristotélicas y socráticas y platónicas –que un grupo de snobistas más recientes se proponen responder a sabiendas de que no lo hay respuestas y que la respuesta se lo puede encontrar en la biblia, no lo hay más, los elementos primigenios, los quatro de arriba, la materia y el vacío y el vacío y la materia, sin el uno no lo hay el otro y sin lo otro no lo hay el uno, el complemento, yuxtapuestos intersticialmente, superpuestos el uno en el otro y el otro en el uno, sin el espacio la materia no se puede fecundar sin la materia no lo existe el espacio, el espacio es la materia vacía, es el lugar a ocupar por el mismo –la materia- (el espacio es el subte por donde todos los días viaja al trabajo, al cinema, a la impronta cita de amor, al cafetín, la materia), más recientemente la meteorología se faze cargo de la ciencia del caos, para tratar de establecer junto con una señora que se llama probabilidad unos poemas matemáticos llamados probabilidad de lluvia, entre otros; surge una hipótesis –tal vez nula- de que el agitar de sus alitas de una mariposa en el porao (brasil) desatará un tornado en san quintín (texas), y se lo bautiza con el nombre de efecto mariposa por un tal lorenz, de un hemisferio a otro pasando a saludar al trópico, el caos aún tañe su laúd, y jamás se despedirá de la tierra –al igual que la evolución siga evolucionando y el hommo sapiens y las femme sapiens seguirán teniendo como único medio (o método) de perpetuación de ellos mismos la fornicación, un astrónomo al realizar sus estimaciones para el cálculo de las órbitas de los cuerpos celestes (un tal poincaré) oh¡ sorpresa, se volvió a topar con el caos, de la frase cursi que me encanta de que la nada es todo y el todo es nada, es una de las verdades absolutas tal vez, el ocaso, perdón, el caos, es un estado de cómo quando los corredores del formula 1 están en la pol position o largada y salen encendidos sus motores y se alinean y corren y tienen que volver al lugar de donde partieron para ganar la carrera y lo gana el que llega primero (esa pol position que después se llama check point y al final se rebautiza como meta), esto lo es, un sistema abierto, un ciclo cíclico, redondo como el círculo, la figura perfecta según platón (o como quando la luna se pone grandotota como una pelotota y alumbra el callejón, el gato viudo, tin tán), el caos se posesiona de toda materia incluyendo las femme sapiens y los hommo sapiens (arritmia cardíaca), en el movimiento plásmico de una célula, en la magnetización del helio superfluído, en la entalpía y la entropía, y en mil y un sucesos más, el caos es tan romántico (como las cartitas escritas a mano y con una sola destinataria y el sobre cubierto de timbres postales que no deja leer nada, también como el no usar esos aparatitos de localización, también como investigar en libros y no en buscadores del world wide web, tan romántico como mirar lo que el ser aquilosado y amado ve), el caos, como esa pelusa que se desprende de los pantalones corrientes al salir de la tintorería, te quieres des-fazer de él y no puedes, como del perro de las pulgas, tan indispensable es que nada existiría sin el. Y después que?, tal vez se muta, se transsubstanzaciona en algo llamado orden para después añorar su etapa primigenia y pueril y volver a ser el caos que antes fue, creo que el caos y el shake up son fenómenos de la misma familia. Breves instrucciones para observar el comportamiento del caos (sin necesidad de tener un laboratorio): consígase primeramente alguien a quien invitar un nescafé, ponga la pava a la lumbre para que este calentito (uno nunca sabe como se comportará el caos debido a la termodinámica del agua), en la tacita con su agüita calentita deje caer el polvo de nescafé primero una cucharada pequeña, después golpeando con el dedo índice el brazo de la misma para que los polvos de nescafé salten uno por uno como en una pool (la taza con agua) realizando saltos mortales y triples, quando el último de los clavadistas se haya lanzado, prosiga a menear con la cuchara todo el contenido de la taza y observe la espumita que se observa y el sobrenadante del nescafé (notará una diferenciación de colores) y podrá ver como en nado des- sincronizado los nadadores le muestran como se comporta el caos (si pone la consumación de la primavera de stravinsky como música de fondo para los nadadores se obtendrá mejores efectos). Al final, tire el contenido de la taza y cuelgue la taza en su clavito de la alacena.


Salvador Ventura

domingo, 2 de marzo de 2008

La luna trae mucha agua.


La luna trae agua mucho agua
y que es la muerte cuando aún no te acude?,
y que es la vida?,
los días son tan largos y la vida tan corta,
te cimbra te sacude
y te agachas a recogerla y se te viene toda encima
te salpica te desparrama te mancha
te agobia
urgido de urgidez y continencia y templanza
desdeñando las añoranzas
me levanto y asiento inmutado y con indiferencia
y me sacudo todas las manchas
amarro mis correas y sigo caminando por los caminos minados
mis huellas no me siguen,
al contrario
me enseñan –te señalan- el sendero (the forbidden path)
mis huellas caminan delante de mí (delante mío)
hacia el sendero hacia ninguna parte
y yo
las sigo ciegamente

armando los pedacitos de vida para tejer los recuerdos
recogiendo los trozos de lagrimas
los remedos de la felicidad
uniéndolos por sus lados dispares
los gargajos de los bolos embarran los pedacitos
recójolos y límpiolos con mi lengua
con mi camisa de seda
con mi torso desnudo
con mi remera sudada, manchada de sangre,
me refriego los ojos para enjugarme las lagrimas
para poder verte mejor
mis dedos cercenados por tu displicencia
intentan tentarte, sentirte, huyes te sigo me sigues,
me santiguo
me maldices
te bendigo

fragmento de las supersticiones:
y ahora, y qué cuando no hay el ahora, cuando el mañana aún no amanece y el ayer no me acuerdo, y qué?, y qué si aún sigo vivo, y qué si aún existo, y qué si mi sombra le estorba a tus ojos, y qué si no se nada, y qué…………………………………………………………?

Villancicos de lamentaciones, canciones de desamor, muñecas rotas, poesía completa, de la que no llegan a mis manos, de la que esta prohibida para los demás, de la inaccesible por las latitudes y por los idiomas y las lenguas, pero más por los prejuicios (si te gusta la poesía entonces eres puto, si te gusta el arte pior, sos mampo), entonces nadie sabe nada, y si sabes te haces pendejo para hacer pendejos a los demás, para que sepan que no sabes (hacerlos saber) (habrá dicho eso paz cuando hablo acerca de los mejicanos en su laberinto de la soledad?, es que no lo he leído), entonces acá nadie sabe nada, y se cumple, la ignorancia me hace feliz, palabras que dicen que dijo un filosofo, y que comparto junto con él, aunque no se si lo dijo y aunque no se quién lo dijo, un libro viejito (que por cierto me gusta mucho por los dibujitos, por que esos libros estaban cuando yo era un infante y era para los adultos) de los de la educación de los adultos dice que un poeta es un señor que escribe versos bonitos, entonces ahora me pregunto, y los que no escriben, los que hacen de la poesía su vida (es al revés, de los que hacen de su vida una poesía, así era como es, los hay también los que lo hacen una obra de arte, pero? ya no te acuerdas? y acaso la poesía no es una integrante de la familia del arte?) y que jamás han escrito algo, y los que escriben cosas feas acaso no son poetas, y por qué la estética academicista parió a los poetas?, y quién asevera eso, la poesía misma?, el poeta quizá?, y quién es el poeta?, el poeta es un morido que aún vive, el que ve las secuencias de lo que lo circunda, el que es capaz de divisar lo que los demás no divisan, otro dijo que el poeta es el que escribe con bonitas palabras (hay poetas que no tienen las palabras para decir lo que tienen que decir, allí hay una cacofonía poética, entonces nos encontramos y enfrentamos ante un serio y grave problema semántico, a la mierda con la semántica, la poesía es más allá de la semántica; se pueden escribir palabras con tres poemas? o se pueden escribir poemas con tres palabras?, gramacismos), válgame dios, aprende sinécdoque y retórica y ya eres un poeta entonces, en las escuelas y en los cursos de taller y redacción entonces son fábricas de poetas, y si no publican es por que los señores editores no tienen los recursos necesarios para publicarlos (los lectores necesarios, ídem), quién es el poeta entonces, rilke?, artaud?, mallarmé? rimbaud?, baudelaire?, radiguet?, schiller?, dante?, virgilio?, victor hugo?, whitman?, lautréamont?, ginsberg?, homero?, gorostiza? asbaje? quevedo? espronceda? lorca? los del siglo de oro? los que faltan? los homónimos y los anónimos? quién?, tú? él? quién?, que es el poeta, quién es el poeta, quién es la poesía? que es la poesía?, yo regreso a lo que dijo el filosofo (la ignorancia me hace feliz), la poesía te pare, te cría, te mata te resucita, te abandona te deja y te recoge, te humilla se ríe de ti te defiende, la poesía, una cosa un sustantivo abstracto para tratar de explicar una cosa inexplicable (quién invento una botella para meter todos los granos de arena de la mar?), quien invento un reloj de arena para meter todas las gotas de agua de la mar?), fuiste tú o fue él?, el poeta, es más fácil decir el poeta que explicar todo lo que es el poeta, es más fácil decir la poesía que explicar que es la poesía (Dios será acaso un poeta y todo la creación es su poema?), la vida es un verso de un poema grandote que comprende toda la humanidad y cada vida es un decasílabo asonante y arrítmico (por que la poesía ha perdido el ritmo y la métrica), acaso las formulas matemáticas son poemas escritos en números, acaso la química lo es igual?, y el universo en sí es un poema enorme e infinito escrito con estrellas soles y planetas, en lugar de separarlos en estrofas se separan en galaxias, y los hoyos negros son las correcciones hechas por el poeta, acaso eso es el poema, y quién puede leer ese poema?, acaso para poder leerlo es menester tener un telescopio (o microscopio) nuclear, y entonces como lo leían los mayas?, y las leyes que te joden y te chingan herencia del derecho romano y código de hammurabi son poemas en prosa también, poemas sádicos, para joderte para chingarte, escritos con la premura de defenderte con el pretexto de defenderte, el poema es una mujer, y el poeta copula con ella, (muchachas, no piensen que soy machista, por decir así, no lo soy, y no lo soy ni falangista ni narcisista ni xenófobo ni anarquista ni socialista ni marxista ni nacionalista ni priísta ni perredista ni panista ni zapatista ni ultraísta ni post-modernista ni pusyaísta ni fauvista, ni surrealista ni expresionista ni budista ni chauvinista ni globalifóbico ni nada de eso ni de lo otro ni de los otros, solo soy carlodanielanista (bueno, si soy post-realista)) la poesía es una femme sapiens, con sus senos su vagina sus nalgas sus piernas sus pies sus dedos su vientre su boca sus ojos su nariz sus manos su corazón su amor su capacidad germinativa (el oficio más sagrado del mundo, el ser madre), son las partes de ese poema, de ese poema que pone la tilde a ese poema grandote que se llama todo, la femme sapiens, y que es el poema?, y moriremos sin siquiera saberlo, como murieron tantos otros antes de nosotros que eran muy preguntones (como no tenían nada que hacer se la pasaban pensando, la actividad física distrae la actividad pensante o intelectual), como dijo un tal borges, todos en alguna vez de nuestra vida escribimos el poema más hermosos del mundo así como también el peor, eso lo dijo él, yo digo: en lo que a mí se refiere, yo jamás he escrito un poema. Yo solo lo escribo a la Santa María del Buen Aire.

Salvador Ventura

viernes, 22 de febrero de 2008

pilestròmènes‏



Primera experiencia con un desquiciado, un endemoniado, en la habana pequeña, desquiciamiento oportuno, desde dentro pantalones alreves, desnudo encuerado en posición de nado de pecho sincronizado y mariposa en plena alberca pileta sin agua, pilestromenes, poses faraònicas, trendy lo màs trendy, locura cirenaica y sirenica en su màs pulcra exposición, brazos danzantes circulantes navegantes invaden a las piernas y se convierten en almorranas, la mente no sirve para nada y el pelo sirve para sostener la cabeza, la cabeza sirve para que flote el cuerpo y se pueda desplazar sobre la empinada superficie desplazada por vitropiso ceràmico, hasta donde se puede llegar en un silla de ruedas con los rines pelones que no se pueda llegar a dos patas (hasta el fin del mundo quiz`a, con tìo sam o hasta el culo del diablo?), el kamasutra cacahoateco con sus poses chompipe en bicicleta y rajando manaca y pepenando nanche, en la suntuosa fantasìa eculùbrica cacahoateca, la chele convertida en vastagos andrajosos, que son embusteros descaraos que no te dejan ver a los muertos, que te hace ver la tierra del continente y del subcontinente, del subconsciente y del coeficiente, la locura apesta y pesa, y no se puede bañar, se orina y tampoco se puede comer, viene en capsulitas papel arroz o polvo para hornear, (hornear el cerebro), jam`as en hongos, solo le falta meterse el dedo en el boca, el sueño como mera anestesia local, a manera de artesanìa, el hambre como una penosa necesidad y la comida como un lujo exagerado, la cordura como un atavio personal que se puede quedar en un perchero y que te lo puedes poner cuando sales a la calle, llegas a la casa y lo cuelgas otra vez, lo planchas y lo almidonas, si llueve se encoge y te dan accesos minùsculos de locura, la cabeza dentro de un escusado como mejor manera de curar la locura en plena posición triangular, como un baño de asiento para la cabeza, se puede vaciar por los oìdos la cabeza y llenar por los ojos, si la luz nunca se apaga no existirà nunca la noche un foco mata la noche con todas sus estrellas y todos sus eclicces, con todas sus lunas, la libertad com oforma de esclavitud tir+anica desmoralizadora, si con ropa se tapan las cosas naturales si con los pensamientos se oculta el raciocinio, si con Dios se oculta y se escusa el caos, unos ojos verdes disimulados tímidos y tiernos de santa clara cuba, unos ojos marrones de ecuador y la chele de Guatemala, dos óvulos funcionan mejor que una guarderìa infantil, dolores de contrición que contraen el abdomen y te doblan, locura hecha a la medida, la llave sin candado lista para convertirse en moneda, nada es mejor que tener bien planchada la cordura para cuando se ofrezca vestirse pulcramente, como ùnica desnudez la santa marìa del buen aire, como ùnico gualicho la santa marìa del buen aire, como `ùnico thè de flor de magnolia la santa marìa del buen aire.

Salvador ventura

lunes, 11 de febrero de 2008

habrá que ponerle un nombre....

Aquí, tan sólo incertidumbre.

Ni lámparas que alumbren,

ni tristes letras que abracen sensaciones,

ni cuerdas de guitarra con que atarme a tu recuerdo,

sólo un intenso fulgor de evocación y anhelo

que más parece blasfemia que aleluya.

La sonrisa de una hembra que siempre

disipa las dudas y vuelve la incertidumbre,

el suplicio de Hamlet : vencer o ser vencido,

irse o desandar el camino, tocar tu ventana vedada,

con ganas e incertidumbre.

Empujo al olvido las dudas,

rescato tu aroma de la desmemoria,

es mentira que ambas quepan en el mismo

agujero. Ya no hay razón para prender una esperanza

o apagar con mis dedos húmedos de saliva alguna estrella.

Aquí, sin verdor,

sin tu mano,

sin tu ombligo,

sin tu asecho de feromonas,

sin vos,

aquí solo, sólo Incertidumbre.

nemo nihil.

miércoles, 6 de febrero de 2008

...desde el paraiso

Se prende la vida cuando la luz se apaga;

en el silencio hay rastros de un ruido quejumbroso

y las sombras juguetean a sus anchas.

Mis manos rodean solemnemente tu silenciosa cintura.

En la obscuridad abres tus ojos y cierras tu sexo,

se que tu hermetismo guarda celosamente

algo que me pertenece desde el paraíso;

somos ambos, pero volveremos a ser uno,

si amándonos, nos matamos enredados entre la sábana.

Con todo el amor que cabe en mis manos,

me derramo sobre ti en mil caricias

y tú te rindes tirando tu blusa blanca sobre mis zapatos.

El aire sentado sobre la pequeña ventana

entona cantos inefables a un loco lucero

que pasa rayando con su luz el firmamento.

La luna nos mira desde arriba y está apunto de decirnos algo

mientras un grito tuyo agujera este amoroso silencio

que nos ocultaba de los ojos del mundo,

ahora nos seguimos amando desnudos de prejuicios;

yo echándome encima, tú postrada de hinojos.

Víctimas del tiempo, nos vamos, poco a poco, separando,

todo vuelve a su color:

la luna del cuarto,

el sol de la noche

y el griterío del mundo,

para mi todo es obscuro silencio,

porque mientras tú te apagas lentamente entre mis manos,

allá afuera, poco a poco, comienza a encenderse el mundo.

nemo nihil


jueves, 31 de enero de 2008

Un cuento ya contado...

Todo quedó sepultado bajo un dulce silencio, mientras caminando por una misteriosa calle, que ahora es para mí la única calle, la miré. Llenando con su luminiscente hermosura el profundo vacío que envuelve una obscura avenida; parecía transformarla, a su grácil paso, en el sendero que conducía hacía su personal paraíso. Mis sorprendidos ojos no pudieron más que dejar de mirar al mundo para contemplarla. La luna desde su sideral lontananza parecía difuminarse con la luz de tan inverosímil astro rondando por la tierra. “Silvio, ya supiste que a la vecina se la cogió el Rubén y ahora está panzuda la pendeja y no sabe que hacer con el chamaquito” me comentaba Abraham, mientras mi soñadora mente divagaba con un futuro próximo al lado de aquella deslumbrante mujer y haciendo alarde de una fe movedora de montañas, en un feliz porvenir más lejano en tiempo y realidad, que se derrumbaba en algún atroz momento cuando ella me externaba sus propósitos, ¡ay tan distantes de los míos!, “Cogió, Panzuda y Pendeja” fueron las únicas palabras que alcanzaron a inquietar mi atención y cual pez sacado súbitamente del agua, regresé a caminar al lado de mi compañero, volviendo ambos a vaticinar los probables destinos de la embarazosa situación de aquella pobre muchacha, de la cual me hablaba Abraham, sin advertir que mi destino, desde aquel día, había de reducirse al camino angosto de una sola mujer.
Los siguientes días, fui acumulando datos, ideas y bellas impresiones acerca de ella; me contaron que raras veces se le veía salir de casa, que no fuera a las 2 de la tarde para comprar las tortillas, para luego pararse en la esquina, y con su bendita timidez hacerle parada al taxi que la trasportaba a la universidad. “Difícil empresa te has propuesto Silvio”, me dije entre soliloquios, yo no era de aquellos muchachos acostumbrados a practicar hieráticamente todo la ceremonia que suele hacerse alrededor de un cortejo, me gustaba saltarme algunos pasos y detenerme largamente en otros, como en el hermosísimo momento del primer beso, ese apasionado acto que reúne al gusto y al tacto en dos pares de labios al servicio del deseo. Yo sabía que si bien el hombre puede encausar su voluntad toda, hacía cualquier empresa por dos únicos motivos: el sexo o las ganas de ser reconocido, esas dos condiciones se vertían para la mujer, en una sola: la vanidad. Siempre que causalmente, mi camino se cruzaba con el de Abraham, nos hundíamos en profundas pláticas y a veces, sentados en alguna vieja silla del parque central (no menos vetusto), bromeaba con él apostando a que sin reparo podría decirle cuál de las cuantiosas muchachas, que ensayaban su feminidad enfilándose ante nuestros ávidos ojos de impetuosos machos, se llamaba María. Nunca fallé en el veredicto. Aunque hay que admitirlo, una que otra vez me topaba con las versiones del mismo nombre en otros idiomas, Miriam por ejemplo (María en Hebreo) cosa que a Abraham le tenía sin pendiente, ya que no dejaba de sorprenderle mi misteriosa habilidad de incipiente sortilegio.
Una ocasión estando parado en una antigua joyería de la ciudad más cercana, oí el cuchicheo de dos chicas que se encontraban curioseando las valiosísimas joyas, haciendo el esfuerzo por apartar sus voces del bullicioso paso de los carros que por ahí transitaban, pude rescatar de entre el incomprensible bisbiseo la frase: “Al hombre que me regalé uno de estos, me doy toda”, mientras una de ellas ostentaba un precioso collar de perlas en su moreno cuello; de inmediato mis recuerdos me remitieron a la desconcertante belleza de aquella inalcanzable muchacha y me decidí a tentar su vanidad con la preciosa joya. De por si, yo era un muchacho pobre, pero si no alcanzaba mi objetivo mediante aquella ingeniosa triquiñuela, sería también un pobre muchacho, así que emprendí la, no menos difícil tarea de juntar el dinero par adquirir el valioso objeto. Sabedor de mis limitadas habilidades para el trabajo físico, puse a trabajar la cabeza y se me dio por escribir este cuento, con el cual pude engañar a un editor de que era una versión no oficial de “El aderezo de las esmeraldas” del prolífico Gustavo Adolfo Bécquer, del cual vendí los derechos en la cantidad precisa para hacerme del preciado collar; según sé al aventurado editor tampoco le fue mal con las ventas.
En lo que a mi respecta, con el corazón latiéndome en la garganta y el collar en las manos, llegué hasta la ventana de su casa, toqué y me atendió su madre, no se con que convincente engaño la hice acceder a que llamase a su hija para hablar con un desconocido, pero la avenida central volvió a iluminarse con su belleza y toda mi humanidad cayó a sus pies, como cuando Sáulo de Tarso fue tirado de su rocín por el resplandor de Cristo, no es que ella se parezca a Dios, pero ese resplandor suyo también tiene algo de divino. Sin tener el coraje para proferir alguna palabra, me enderecé hasta quedar superpuesta mi mirada sobre sus centellantes ojos, dejé caer sobre sus blancas manos mi ostentoso presente y me fui alejando como puede de su insoportable belleza. Al correr de los días comencé a pasar tímidamente por su banqueta, esperando siquiera una leve señal de aquiescencia, pero nada. De las veces que me topé con Abraham en mi, ahora trabajoso andar, no recuerdo de qué platicamos, más si las repetidas ocasiones en que llamé María a una que llamábase Juana, Ruperta, Jimena, Danira, Etcétera, sin atinar siquiera uno de mis vaticinios con respecto al nombre de pila de las muchachas del parque.
Otra vez, estando en casa, abruptamente decidí poner en práctica la peligrosa filosofía de dar sin esperar recibir y elegí sentirme estúpidamente feliz por haber obsequiado a tan hermosa muchacha aquel caro collar, entonces comencé a volver en sí, de mi breve abstracción al mundo de la añoranza, fue entonces cuando sucedió lo inesperado... Ella comenzó a mostrarse tiernamente por la ventana cuando advertía la cercanía de mis pasos por su banqueta, yo le sonreía sin menoscabo cada vez que podía contemplar su fino rostro asomándose al mundo por su pequeña ventana, pero al parecer, por alguna razón que hasta ahora desconozco, ella se percató de mi repentino desdén, no era que no la deseara ya más a mi lado, sino tan solo que ya no la quería afanosamente en mi destino si es que ella pretendía buscar su felicidad por otro camino, pues qué mayor manifestación de amor existe que la de aquel que no busca a quien le ame, sino a quien amar, amén de que la victoria de su amor no está en tenerla a su lado, sino en que el ser amado alcance la felicidad. Una de tantas veces, al parecer no pudo más, yo iba llegando por su banqueta hasta donde estaba la puerta que siempre se mantenía cerrada, misma que ese feliz día se abrió de par en par, para dejar al descubierto la belleza total de aquella muchacha, mis ojos aunque sorprendidos aquel día en que la vi, no me habían engañado, era bella, bella, bella, ¡inexplicablemente!
Mi corazón trepó nuevamente hasta mi garganta y ahora no había motivo con cual llenar el agujero que cava entre dos desconocidos el silencio…”Qué quieres de mí” increpó ella con voz imperativa, pero sin dejar de ser tierna, sin reparar en la respuesta “quiero saber cómo te llamas” le dije, porque yo soy Silvio, entonces ella se llenó de un rarísimo silencio, que poco a poco fue superando hasta que explotó diciendo: “Ni creas que me puse tu asqueroso collar, tampoco que me engañas con esa actitud de buen samaritano…” yo seguía absorto en su belleza mientras ella profería su improvisada apología , tan solo percibiendo cómo lentamente se movían sus labios en tan dura tormenta verbal, al fin tres palabras me rescataron de mi onda contemplación de su hermosura: “Me llamo María” dijo, y regresé abruptamente a fuera de su casa, frente a su puerta, y con la fuerza de un amoroso fui rompiendo la dura distancia que nos separaba, hasta que todo quedó sepultado bajo un dulce silencio, mientras duramente la besaba. Luego miré rodar, bajo su cama, las veintitrés cuentas del baratísimo collar de perlas, que llevaba oculto bajo su dócil blusa.


nemo nihil

Capricho No II


El silencio me reclama tu nombre.

La mente es un transito de ideas

sin sentido, sin el auspicio de mi idea tuya,

digo tu nombre con el hálito de la noche

y se llena de ti el alma vacía del silencio.

Ahora –en este instante- te escucho sin oírte

Y te oigo sin escucharte, eres un ruido silente,

una voz muda, un infarto soñando que late,

un latido que se pierde en un pecho sin ecos de alma.

Aprovechas tu cuerpo intangible para abrazar mis noches,

viajas de un extremo al otro del universo y te

dejas caer desde la luna hasta mis ojos ansiosos de luz,

te posas, ¡ho inverosímil mariposa¡ en mis labios

y besas mi palabra con tu nombre, mientras grito en silencio

que te quiero, a cada rato.

Con tu cuerpo bañado de eternidad, desnudo de tiempo,

te recuestas apaciblemente en las horas que no duermo

Y yo te visto de miradas, de caricias; se suicidan

mis versos en tu corazón que no me dice algo

Y sí me habla nada.

Los grillos y los perros dicen cosas que no entiendo

y yo estoy callado de ti, yerto, silencioso de tu silencio,

esperando que vengas con el día y con la espada estridente

de un te quiero, rasgues el manto de silencio con que envuelves mi vida.

new poet.

miércoles, 30 de enero de 2008

Sobre peces equivocados...

Te escribo, y tengo un delfín en el pecho.

Soy un mar equivocado. Repleto estoy de

oxidados recuerdos, estrellas y profundos peces.

Silente y salado me mantengo.

A tu cielo le ofrezco mi sacrificio de lontananza.

Ávido estoy de tus pies zahondados en mi arena,

y de tu rostro intangible sumergido en mis tristes aguas.

Cuando amanece la noche te sueño dormido,

porque soñarte despierto es mi otro hábito;

voy y vengo sobre tu suave playa que penetro

con profunda humedad.

Por una suerte divina, se abre mi boca de agua

Y tú acudes pronta a anegar tus blancos faraones.

Anclada a mi, pronuncias una leve súplica que se

estrella en tu hosca aquiescencia. Ambos improvisamos

un breve maremoto, y yo vuelvo tibiamente a ser

afluente del viejo Nilo.

Te escribo; vos sos la mar,

y yo un delfín equivocado.

nemo nihil

lunes, 21 de enero de 2008

A modo de capricho...

Chorros de luz obscura,

luz azul que se vierte sobre

la boca abierta del mundo;

labios de Dios a media carcajada.

Un frémito de llorona

que tras estrujar el corazón

de un trasnochado, deja

tras de si su lúgubre parvada

de clarineros ciegos.


Borracho nocturno

jugando a la rayuela con

una estrella cuasi muerta,

a punto de agujero negro.


Un gato gótico con

mueca de triste tigre,

maullando sobre el dintel de

de la bóveda celeste.


Chorros de luz azul

sobre mi cara, sal y silencio

para aderezar mis noches,

mis tristes madrugadas sin la fiesta

de tu piel alabastrina.


Recostándome a soñar sobre esta

sábana de sombras, agujereada de

sonámbulas estrellas, con la luna

como almohada de mil cabezas

y tú, amor, mitología vedada.


A falta de tu cuerpo ésta tibia fantasía

a falta de algarabía una breve carcajada

enfermo de amor, amor-nostalgia,

buscando a tientas en esta noche umbría,

tus muslos de tijera para podar mis ganas.

nemo nihil

sábado, 5 de enero de 2008

El absurdo de amar



Mi mente palpitando tu recuerdo. Taquicardia de imágenes.

Con el corazón bombeando-té, en ves de sangre; ahíto de ti.

Rescato tu aroma azul feromónico de entre las cosas y escarbo,

con mis dedos sordomudos, los trocitos de tu voz

sembrados en el ombligo del silencio.

Tu recuerdo me habita, desde el claro trinar del cenzontle,

hasta el umbrío ulular de la lechuza; si te he podido olvidar

es nomás por el tiempo que dura una carcajada. Soy tu payaso breve.

Vienes a mi, huyo de ti, me alzas y me hundes, te sepulto, resucitas con

el insuflo de un suspiro y vuelves a pasar por el corazón.

Adónde iré que tu sombra no me alumbre,

con qué ojos puedo nomás mirar, en que lugar del

universo hay un océano olvidado por Dios, para

a penas, a lágrimas, llenarlo. En qué parte de amarte

me detengo a olvidar, para voltear a ver como te ardes

sin trocarme en dura estatua de húmeda sal.

Philósopho asalariado de dudas,

amoroso exiliado de la citá del amor,

pueta que se santigua frente al burdel, en un lugar

de Behtel de cuyo nombre no quiero acordarme.

Esto de amar es un absurdo;

mi mente palpita tu recuerdo,

bombeando-té, en ves de sangre;

desatándote del corazón para amarrarte al olvido,

aprendiéndote a olvidar, sin saber cómo no amarte.

nemo nihil