sábado, 6 de junio de 2009

Cato III (a la despedida)


"Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks"
J. Sabina

El fuego y la saliva
el mar y todos sus apetitos
la conciencia flamígera
espadas de metal fundido 
todo amor es un espasmo
no sé porque lo digo
no sé porque te persigo
no sé porque te idolatro
si fueras ángel que parte nubes con las manos
sortílego ángel que sonríe
los colores arco iris te visten la desnudez
la penumbra te afirma a la pupila desmañanada
pupila enferma lánguido cristal de copa
Debussy y la lluvia se llevan muy bien
las teclas en bemol traen al agua
el silencio asecha las femélicas panteras
eres como un apetito de la inconciencia
en lo sueños 
en las evocaciones
en el secreto de las habitaciones
en el eco de las cavernas
(estalactitas y estalagmitas) 
que se repite en el tímpano del espeleólogo
tan acostumbrado a no comer
tan acostumbrado a no besar
siete años de mala suerte por romper un espejo
funámbulo en la línea del tiempo
malabares sobre delirios
el aire movediza tumba de mariposas
sobre tus alas aterrizan todos mis sueños
adónde iré a llover ahora 
que el filo de un adiós rasgó la crisálida
donde te guardaba
¡oh lepidóptero sin alas!
te escapas de la libertad que te esclavizaba
te lanzas al vuelo infinito
por el cosmos tan inmensamente pequeño
si en mi mano tenias el saludo 
y la comida
si en mis ojos tenias
un par de espejos
y un estuche de aguaceros
qué flor se exilia del bosque
qué río no abandona su caudal
vivo en el planeta Tierra que es de agua
el planeta Agua
tu te llamas mujer
y deberías llamarte amor
hecha de saliva y fuego
en una noche en que la sonrisa del agua
cubría todos lo silencios
te vas
pequeña mandrágora de mi jardín
flor discreta de estepario
anémona de sol
agua de cántaro decantada sobre el breve estiaje
te vas y te llevas el color de mi futuro
desde hoy después del agua
entre nimbostratos florecerán arco iris negros
porque es el amor el que da a la vida
el color encendido y el aroma nuevo
te vas
ojala te fueras
pero tu imagen no es la única presencia
quien se llevará el tacto
quien desvanecerá el aroma
que silencio callará tu voz
que ráfaga de sol 
marchitará el sabor de tus labios
te vas
ojala te fueras
y tu sensación no prendiera más
los apetitos
seré un esperanticida (sic) 
un asesino de recordaciones
hasta ver el último estertor
de las alas verdes
tus alas
hoy fugitivas
quizá
mañana 
vuelen
vuelvan
por
su 
dosis
de 
ternura.

Ameht Rivera