jueves, 23 de octubre de 2008

Opus VII


Mi intención no es hacer daño,

Si sostengo un foco con los dedos de otra mano,

Mi intención es alumbrarle, no cargarle los recargos.


Mis motivos son distintos, si me ves volando un rato

Entre tus nubes, quiero pintar de amor tu cielo

Y no embarrarlo de zapatos.


El resorte de mi acción no sos vos,

Si es que estás equivocada, la noche sigue haciendo emboscadas

De estrellas aunque la flor sigua sin abrirse al pájaro.


Que delirio trazar una mirada recta, de tus ojos infinitos

A mis focales de fantasía, ni sos vos el punto blanco, ni

Mi flecha la de Guillermo Tell para ensartarme hasta el centro de

Tus ganas, sin traspasar la alegórica manzana que bombea entre

Tus pechos la tristura y la alegría.


No me siento distendido de errores, ni vos sos diosa de culto,

Pero de lo que hay de oculto en un rayo de apetitosas luces

Se alimentan, ¡vida de otro!, los amores.


Mi intención no es hacerle daño, Señora de este trágico momento,

Que le diga que me gusta no es comenzar un cuento con campanadas

De trigo y finales de obligado altar, ni prometerme llenar de perfumadas

Cartas las gavetas secas de su corazón marchito, de pétalos corazones.


¿Qué será de usted mañana que no tenga nada que ocultarle

A sus nietos preguntones? Señora de este trágico momento…


Por eso vine hoy a dar la batalla perdida e incitar los rumores,

Por eso vine hoy, Señora de este trágico momento, a decirle

Que no soy yo el que la sujeta del brazo en aquel festivo retrato

Colgado de su pared, donde usted viste de blanco, en este futuro

Sugerido, pero incierto.


Por eso vine hoy a mostrarle el rostro ufano del que ha de romper

El albor de su aposento y fragmentará la esfera de su clara castidad

En esquirlas de quejidos leves, por eso vine a decirle hoy que en este

Instante ¡ay tan breve!, terminó su larga espera de virgen impaciente,

¡Oh dulce y dolorosa dueña de este trágico momento!

Vertha Ramiê