sábado, 5 de enero de 2008

El absurdo de amar



Mi mente palpitando tu recuerdo. Taquicardia de imágenes.

Con el corazón bombeando-té, en ves de sangre; ahíto de ti.

Rescato tu aroma azul feromónico de entre las cosas y escarbo,

con mis dedos sordomudos, los trocitos de tu voz

sembrados en el ombligo del silencio.

Tu recuerdo me habita, desde el claro trinar del cenzontle,

hasta el umbrío ulular de la lechuza; si te he podido olvidar

es nomás por el tiempo que dura una carcajada. Soy tu payaso breve.

Vienes a mi, huyo de ti, me alzas y me hundes, te sepulto, resucitas con

el insuflo de un suspiro y vuelves a pasar por el corazón.

Adónde iré que tu sombra no me alumbre,

con qué ojos puedo nomás mirar, en que lugar del

universo hay un océano olvidado por Dios, para

a penas, a lágrimas, llenarlo. En qué parte de amarte

me detengo a olvidar, para voltear a ver como te ardes

sin trocarme en dura estatua de húmeda sal.

Philósopho asalariado de dudas,

amoroso exiliado de la citá del amor,

pueta que se santigua frente al burdel, en un lugar

de Behtel de cuyo nombre no quiero acordarme.

Esto de amar es un absurdo;

mi mente palpita tu recuerdo,

bombeando-té, en ves de sangre;

desatándote del corazón para amarrarte al olvido,

aprendiéndote a olvidar, sin saber cómo no amarte.

nemo nihil

1 comentario:

sandysyphavi dijo...

vaya enredo en el corazon para parir semejante poema, todo alocado y tan lleno de sentimientos altisonantes y marcados para la muerte.............